Nueva York, NY – La ciudad de Nueva York se encuentra aún conmocionada tras la escalofriante masacre en un edificio de oficinas de Midtown, donde Shane Tamura, de 27 años, sembró el terror, cobrándose la vida de cuatro inocentes y un oficial de policía antes de quitarse la suya. Pero la tragedia se ha visto envuelta en una capa aún más oscura y controvertida: la nota suicida de Tamura, que sorprendentemente culpaba a la NFL y a la Encefalopatía Traumática Crónica (CTE) como el motor de su violenta arremetida.
Un Ataque con un Objetivo Inesperado
El 345 Park Avenue, un rascacielos que alberga diversas oficinas corporativas, incluyendo las de la propia NFL, se convirtió en el escenario de una pesadilla. Testigos presenciales relatan el caos y el pánico cuando Tamura, armado con un rifle M4, abrió fuego indiscriminadamente en el lobby, ascendiendo luego a los pisos superiores. La rápida respuesta de las autoridades, aunque heroica, no pudo evitar el trágico desenlace de las víctimas.
Lo que ha desconcertado a investigadores y al público por igual es el aparente motivo del atacante. Shane Tamura, un exjugador de fútbol americano de secundaria con un historial de problemas de salud mental, dejó una nota explícita. En ella, afirmaba que el fútbol le había causado CTE y que la liga había «ocultado a sabiendas los peligros para nuestros cerebros para maximizar las ganancias». Esta revelación ha encendido un debate candente sobre la responsabilidad de la NFL y el impacto a largo plazo de los deportes de contacto en la salud cerebral de los atletas.
CTE: ¿El Fantasma que Persigue al Fútbol Americano?
La Encefalopatía Traumática Crónica (CTE), una enfermedad degenerativa cerebral progresiva que se ha relacionado con lesiones repetitivas en la cabeza, ha sido un tema sensible y altamente litigioso para la NFL durante años. Numerosos exjugadores, incluyendo leyendas del deporte, han sido diagnosticados post-mortem con CTE, presentando síntomas como pérdida de memoria, depresión, cambios de humor y agresión.
La particularidad del caso de Tamura radica en su falta de experiencia profesional en la NFL. Aunque fue un destacado atleta de secundaria, su salto al estrellato no se concretó. Esto plantea preguntas cruciales: ¿Es posible desarrollar CTE a partir del fútbol americano juvenil? ¿Hasta qué punto la narrativa pública sobre la CTE, aunque basada en evidencia científica, pudo haber influido en la ya frágil psique de Tamura? La nota de Tamura pidiendo que se estudiara su cerebro post-mortem subraya la urgencia de estas interrogantes.
La Conexión con la NFL: ¿Un Blanco Simbólico?
Las oficinas de la NFL están convenientemente ubicadas en el mismo edificio que fue objeto del ataque de Tamura. El alcalde Eric Adams ha sugerido que Tamura pudo haber estado apuntando directamente a la liga, aunque un error en la selección del ascensor lo llevó a disparar en otras oficinas. Esta teoría, de ser cierta, transforma el ataque de un acto de violencia aleatorio a un trágico e impensable acto de protesta y venganza, motivado por percepciones de agravios relacionados con la salud.
Mientras las autoridades continúan investigando cómo Shane Tamura obtuvo las armas y viajó desde Las Vegas a Nueva York para perpetrar este horror, la conversación se desvía inevitablemente hacia la intersección entre la salud mental, la violencia y las complejas ramificaciones del deporte de alto impacto.
Este incidente no solo deja una cicatriz imborrable en las familias de las víctimas y en la ciudad de Nueva York, sino que también reaviva el debate sobre la seguridad en los deportes, la responsabilidad corporativa y el acceso a la atención de salud mental. ¿Podría este trágico evento forzar a la NFL y a otras ligas deportivas a reevaluar y fortalecer aún más sus políticas de seguridad y bienestar de los jugadores, incluso aquellos en las ligas juveniles? Solo el tiempo lo dirá, pero la nota de Shane Tamura ha asegurado que su furia, por equivocada que fuera, resonará mucho más allá de las paredes del 345 Park Avenue.